“Estar dispuestos a seguir creciendo” son estas palabras del Papa Francisco en la Exhortación Apostólica Evangeli Gaudium, y parecen mover a la acción a todos los cristianos, especialmente a los más “adultos” cuando el proceso de crecimiento parece estar detenido.
Crecer es un proceso lento y dinámico que requiere paciencia y vigilancia: basta observar a un niño cuando está aprendiendo a caminar o leer, la constancia y el esfuerzo valiente es lo que le permite avanzar.
En la adultez muchas veces este proceso “de crecimiento” se ve paralizado pues creemos que ya estamos totalmente formados y nos olvidamos de lo espiritual, nos olvidamos del dinamismo del espíritu, olvidamos el crecimiento en la caridad, en el amor, en la paciencia y en la cercanía: ese crecimiento renueva y da sentido a nuestra existencia.
Para crecer es indispensable “estar dispuestos”, querer, perseverar, esforzarse. Para crecer como cristianos nos hace falta el contacto con nuestro Maestro: es Jesús quien nos ayuda a avanzar, quien nos enseña a ser mejores, quien obra en nosotros las acciones heroicas a favor de nuestros hermanos.
Volvamos a ser niños e iniciemos nuevamente con humildad nuestro camino de crecimiento espiritual, auxiliados por nuestra dulce Madre María.
Abundantes Bendiciones!!!
Clara E. López T.
ECOS